martes, 5 de enero de 2016

DOCTRINAS POSTIZAS O GENUINAS

En nuestra América -por lo general-  las ideologías  son importadas.  No   se  admite en        ese rubro la autoctonía. Estaríamos castrados de la posibilidad de plasmarlas. Se prefieren los trasplantes. Provienen de Europa y hasta de Asia. No olvidemos que Sendero Luminoso intenta revivir el maoísmo en Perú.

Las teorías arriban, con frecuencia, a destiempo cuando ya en sus patrias de origen están en obsolescencia. Otras se calcan de modo tosco. Nadie se da el trabajo de adaptarlas, sino se adoptan. El esfuerzo de Haya de la Torre -antes de favorecer "el interamericanismo"- es admirable.

Aludir, por ejemplo, al liberalismo, al marxismo o al socialcristianismo, genera fama de docto. A Adam Smith, Carlos Marx o León XIII se les venera. Son, respectivamente, los “tatas” de tales doctrinas. El eurocentrismo es tan potente que hasta ciertos “nacionalismos” son tardíos ecos del III Reich.

Citar entre tan venerables ideólogos a Simón Bolívar para los eurocéntricos constituye una extravagancia. Lectores y alumnos lo visualizan como un totem de bronce, granito o mármol, es decir, mera reliquia. Pretexto para una retórica recargada de fechas de batallas de un ayer polvoriento.
                                                                                             

Además –como es un iberoamericano– mal podría generar teoría política. Menos competir con colosos británicos, alemanes o italianos. Amén de “pintorescos”, quienes adherimos al bolivarismo pecamos de “dinosaurios”. Las lápidas más frecuentes son "alucinados", "utopistas" y "trasnochados".

Esto es desmentible porque el prócer es tan del siglo XIX como los formuladores del socialismo y del cristianismo social. Incluso el fundador de la tesis liberal es del XVIII. Pese a las críticas que puede merecernos Maduro, el "chavismo" rescata lo bolivariano como ideología. 

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