lunes, 21 de abril de 2014

EL MODELO JAPONES: ALGO MAS


Se bosquejó la trayectoria del Japón como paradigma para el III mundo. Ello en orden a superar el rezago y evitar la explotación del imperialismo. Añádase que escoge el modelo capitalista de desarrollo en un contexto que fomenta la estructura productiva fabril y también -con igual celo- la identidad nacional. La revolución mitsú -jamás estudiada en aula porque son eurocéntricas- es un proceso de modernización impuesto -repetimos- de modo vertical, de arriba a abajo, Se sepulta el shogunato imponiéndose rìgida disciplina social sobre dos pivotes: las FFAA y el empresariado. Sobre la pirámide el mikado opera como árbitro  entre los actores y unanimemente se le juzga símbolo del Imperio del Sol Naciente. La China de entonces -perpleja ante la irrupción de Occidente- opta por acentuar el hermetismo. Fracasa y es víctima de sucesivas agresiones.

Si el pueblo sioux logra  resistir -por algún tiempo- a las tropas de EEUU es por los Winchester que obtienen de contrandistas. Los permutan por pepas de oro. Sin embargo, no fabrican ni rifles, ni pólvora ni municiones. Eso explica que a  pese al heroìsmo y la astucia son exterminados. El influjo modernizador de Lautaro -culturalmente mestizo porque vive en el recién fundado Santiago de la Nueva Extramadura- occidentaliza lo castrense.  Así  introduce  la táctica, la  estrategia,  el espionaje  y  el contraespionaje,     la caballería y hasta el uso de armas de fuego. Su influjo es enorme, pero "flor de un día". Arcaicos hábitos, vocación disgregadora y concepción de "patria chica" de sus paisanos lo privan de piso. Pese a las derrotas iniciales los soldados de Carlos V y de Felipe II terminan por retomar la iniciativa y los vencen. En otra esfera está la Rusia zarista que apoyada en la ferrovía, el fusil de repetición y el telégrafo barren a los mongoles.

Japón -igual que en su  momento la rustica Rusia de Pedro el Grande- ya con la visita de la flota de Perry se percatan que el autoenclaustramiento es un conranegocio ante el podería de Occidente. Este se manifiesta en buques metálicos y a vapor y piezas de artillería. Tokio reacciona igual que el zar y se empeña en sustituir la artesanía y la manufactura por la industria, Despacha becarios a aprender -si, a aprender y no a imitar modas- los métodos que Europa y EEUU usan para dar "el gran salto adelante". Regresan y son dotados de plena autoridad y de mano de obra barata y sumisa. El archipélago se da a si mismo, como diría Ortega y Gasset, "un proyecto de vida en común, un dogma nacional". A poco andar en 1905, en guerra, pone de rodillas a una potencia europea. Así comienza la rebelión del III mundo. Los pueblos de color -al decir de Spengler- sacuden el yugo y superan la inferioridad que denunciara -sin ser escuchado ni leído- Francisco Antonio Encina  (*). 

Pabellòn de Japón y de China; ambos países, con un siglo de diferencia
superan el subdesarrollo y la dependencia.
Hoy China ensaya los dos modelos, para lograr el desarrollo.   "No importa-manifiestan los líderes- que el gato sea blanco o negro. Lo sustantivo es que cace ratones". Crece el pais de Mao casi al 10% anual de modo sostenido. Controla la natalidad, impone disciplina y nutre a la población de mística. La industria se perfecciona y despacha al mercado mundial un torrente los artículos. Tiende redes de contacto y genera alianzas estratégicas. La Guerra del Opio es un aleccionador recuerdo y el Celeste Imperio vuelve a convertirse en  potencia. La Gran Muralla hoy es  un recurso turístico. Basta con FFAA premunidas de armas termonucleares. El mismo Vietnam se sacude de ideologismos y galopa por el sendero que traza Japón con su revolución mitsú. Lo mismo podemos comentar de los pequeños dragones del Asia meridional (Corea, Singapur, Taiwan, Malasia...) Suramérica debe aprender de ese Oriente que, cartograficamente, es Occidente. 

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(*) ver "Nuestra inferioridad económica"  






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